domingo, enero 28, 2007

La Luna: más similar a la Tierra de lo pensado.


Su núcleo de hierro la hace parecer más un planeta que un satélite
La teoría principal sobre la creación de la Luna es que un objeto del tamaño de Marte chocó con la tierra y parte de los escombros se pegaron a la Luna.

En el fondo, la Luna podría ser más parecida a la Tierra de lo que los científicos han pensado jamás.
Un nuevo estudio de la roca lunar sugiere que este satélite posee un núcleo ferrizo. Los hallazgos añaden peso a la teoría de que la Luna se formó de escombros desechados cuando un objeto del tamaño de Marte chocó con una Tierra joven.
“Nuestra Luna es demasiado grande para ser una luna”
Larry Taylor director del Instituto Planetario de la Geociencia, de la Universidad de Tennessee
“Esta es la prueba más positiva hasta ahora de que la Luna contiene un núcleo”, dijo Larry Taylor, director del Instituto Planetario de la Geociencia, de la Universidad de Tennessee, en Knoxville. “Cada día se parece más a un planeta”.
El núcleo de la Luna podría ser una pista sobre sus antiguos orígenes, los cuales, por mucho tiempo, han dejado perplejos a los astrónomos.
“Nuestra Luna es demasiado grande para ser una luna”, dijo Taylor. “Es enorme comparada con las lunas que vemos alrededor de otros planetas, por lo cual siempre se ha sospechado que hubo algo extraño en su origen”.
La teoría principal sobre la creación de la Luna entre los astrónomos se conoce como la teoría de “impacto gigantesco” o “gran golpe”.
Un objeto más o menos del tamaño de Marte -la mitad del tamaño de la Tierra- embistió nuestro planeta en una etapa muy temprana de su formación, reza la teoría.
El objeto impactó, y todo resultó afectado”, dijo Taylor. “El material fue despedazado, derretido, vaporizado y lanzado en órbita. Parte de este material se condensó y se agregó a la Luna”.
Se cree que algunos de los restos de este objeto impactante se convirtieron en parte de la Luna, tal como hicieron grandes partes de la capa primitiva de la Tierra (la capa entre el núcleo y la corteza), que fueron arrojadas hacia el espacio.
Las muestras de roca de las misiones lunares de Apolo 15 y Apolo 17 de la NASA de principios de la década de 1970 ahora arrojan más luz sobre los orígenes de la Luna, según el estudio de Taylor y sus colegas, publicado en la revista Science.
El grupo estudió un tipo de roca llamada mare basalt, que se cree que ha sido creada en lo profundo de la capa de la Luna y que ha retenido características de aquella región. Mare basalt procede de enormes áreas oscuras y llanas de la superficie de la Luna, llamadas mares. Es densa, de color gris oscuro y es probable que se haya formado de magma enfriado.
“Las rocas de la Luna sugieren que la capa lunar es muy baja en elementos que se adhieren fácilmente con el hierro, tales como el oro y el platino -igual que la capa de la Tierra, pero con elementos incluso más bajos que dichos elementos.
“Lo que ocurre durante la formación de cualquier planeta terrestre es que se ve sometido a un estado de fusión temprana en su formación”, dijo Taylor. “En ese estado, se obtiene la separación del hierro metálico en un núcleo”.
Cuando se formaron los núcleos en la Tierra y en otros planetas terrestres, estos elementos afectos al hierro fueron mayormente barridos de la capa de silicato y fueron transferidos al núcleo metálico, lo que explicaría la relativa carencia de estos elementos tanto en la capa de la Tierra como en la de la Luna.
“Debemos haber tenido una forma de núcleo (en la Luna) para tener elementos (de atadura de hierro) en los niveles (bajos) que vemos ahora”, dijo Taylor. “Esto es lo mismo que le ocurrió a la Tierra y a los planetas Marte, Venus y Mercurio”.
Aunque él no descarta esta idea, Richard Walker, un geólogo de la Universidad de Maryland en College Park, ve una segunda opción.
“Podría ser que la (cantidad) de estos elementos en la porción silicata del objeto impactante y la proto-Tierra fuera bastante baja en el momento del impacto, por lo cual, cuando la Luna se formó, simplemente no contenía una gran abundancia de los elementos en cuestión”, dijo Walker, quien no estuvo envuelto en el estudio. El núcleo ferrizo de la Tierra se puede identificar a través de los datos que arrojan los sensibles sismógrafos esparcidos por todo el planeta.
Brian Handwerk / National Geographic

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